Alguien que maneje conocimientos teóricos, prácticos y didácticos, pero también que ofrezca un trato personal, cercano, y que enfoque de manera adecuada la exigente tarea de estudio de unas oposiciones, marcando el ritmo, estableciendo objetivos, sintetizando los saberes y amortiguando los esfuerzos, para llegar con energía al examen de junio.
Además, es necesario controlar las actualizaciones en el Marco Legal y vincularlas con las novedades en metodología sin perder, eso sí, el margen de talento individual que cada aspirante posee. Dar al estudiante un abanico de creatividad didáctica es fundamental, para dotar de un campo de experimentación teórico-práctica al largo periodo de estudio del curso. En este sentido, aunar tradición y modernidad es la clave.
Un preparador personal es un faro que guía, avisa y conduce -con seguridad y firmeza- el viaje más difícil de tu vida académica.
Para que la preparación no resulte estandarizada ni mecánica será conveniente que la persona que te acompañe en el proceso presente asideros bibliográficos. De este modo, estando al tanto del estado de las cuestiones geo-histórico-artísticas, el aspirante se involucrará en la pátina final de los temas y los ejercicios, ganando con ello una voz y un tono originales que sorprenderá en el tribunal. Y lo hará desde el respeto a los libros, a las teorías y a los planteamientos de nuestra ciencia.
Tómese, por tanto, cualquier material como un punto de partida, como un puerto de donde salir. El opositor, con su capacidad de ensanchamiento y sus propias armas, contará con todo lo necesario para el trayecto, con ilusión y confianza.
